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Herraderos a la baja

Durante el periodo comprendido entre el año 2007 y el 2013 el censo de vientres bravos ha descendido en casi 25.000 unidades, lo que supone una caída de cerca del 30%. Los ganaderos viendo la situación de absoluta crisis en la que nos encontramos, han tirado por la calle de en medio despojándose de muchas de las hembras de sus ganaderías. El brutal descenso de los festejos mayores, así como los míseros niveles de precio que salvo raras excepciones han podido sacar por sus animales han generado una situación inviable para sus maltrechas cuentas de explotación.

 

 

 

 

Este descenso, necesario por otra parte para limpiar la cabaña brava de los parásitos que aparecieron en los últimos años a la sombra de los negocios del pelotazo, no tendrá como consecuencia un desabastecimiento de ganado para toda la diversidad de festejos que se dan en la piel de toro, dado que los festejos también han caído en un alto porcentaje. Lo que si será más difícil, será poder encontrar corridas con la presencia necesaria para las primeras plazas de España, demandantes de un toro de gran trapío, no fácil de conseguir si las camadas no son muy largas. Los veedores de las grandes ferias se estarán hinchando de campo, reseñando ya animales incluso desde erales y utreros para asegurar la presentación del ganado en los años venideros. Al parecer ya en este 2014 que comienza, no ha sido fácil encontrar esas cabezas de camada en abundancia, pero son varias las voces a tener muy en cuenta que aseguran que lo peor vendrá en 2015 y 2016. Como el mercado se regula por la oferta y la demanda, quizás será el momento en el que los ganaderos podrán «hacerse fuertes» y pelear por subir sus honorarios, tan mermados en las últimas décadas.

 

 

 

 

 

 

A pesar de todos estos datos bajistas en las partidas de nacimiento de reses bravas, es época de herraderos en el campo bravo. Los hierros se templan al fuego para dejar impresas en las pieles las diferentes marcas como el número, el guarismo y el símbolo de la asociación al que pertenece cada ganadería. Así mismo, ese momento es aprovechado para vacunar y hacer la marca distintiva de cada ganadería  en las orejas del animal, si esta no se ha realizado al acrotalar el becerro cuando está recién parido.

 

 

 

 

 

 

El herradero es un día de fiesta en la ganadería, un día de ilusión en el que se da identidad de pleno al becerro o becerra. Generalmente es un día muy social en el que se invita a allegados y amistades y en el que reina un gran ambiente. Antaño, los herraderos se hacían «a mano» con el consiguiente palizón del equipo que se encargaba de derribar al animal. Esta forma de herrar ha caído en desuso pero aun son varias las ganaderías que lo emplean, o al menos en un porcentaje de los becerros a herrar, por aquello de mantener la tradición. Los más, usan el cajón, siendo la operación más rápida y eficaz aunque menos vistosa.

 

 

 

 

 

 

El herradero, esa operación necesaria y festiva que hoy os acercamos en nuestra nueva galería a la que podréis acceder en el siguiente enlace:

 

 

 

Herradero

Arse&Azi

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