Benítez Cubero
En plena campiña sevillana, en el término municipal de Marchena se haya la finca Ojuelos.
Se trata de una gran planicie eminentemente agrícola donde esta familia cría toros y caballos desde hace casi un siglo.
Su origen se remonta a la cruza que Hidalgo Barquero ( hierro en propiedad de la ganadería de Guadalest en la actualidad ) hizo en el siglo XIX con reses de origen Vazqueño y Vistahermosa. Las dos castas fundacionales en auge en la época.
Son toros hondos, rematados, algunos incluso barrigones, que desarrollan buenas caras y que manifiestan una variedad de pelajes que van desde los berrendos aparejados hasta los negros, pasando por los colorados.
En las últimas décadas, han lidiado casi todas sus camadas en corridas de rejones. El vínculo toro – caballo que reina en esta casa ganadera no es casual, ya que la yeguada de Benítez Cubero es de las más cotizadas tanto en pura raza española como en diversos cruces de sangres, siendo utilizados para todas las labores y suertes que se dan alrededor del toro salvo la de varas.
No obstante, en la segunda mitad del siglo pasado, fue una ganadería demandada por las figuras a pie.
Al frente de las labores de campo está desde tiempo inmemorial Antonio Ortiz, más conocido como «El Largo». Una auténtica institución en la época dorada de la Venta del Batán que junto con otros compadres como Salvador Magallanes o Juan Pilili crearon un ambiente especial y único.
Para ver el reportaje completo de esta ganadería, pueden pinchar en el siguiente enlace
Arse & Azpi
