De lunas llenas….
Comenzamos este 2018 en el que se dará un curioso fenómeno astral; tendremos dos lunas llenas en el mismo mes. La primera luna llena de enero, conocida como la «Luna lobo», ocurrirá el 2 de enero y será la segunda súper luna de una trilogía que comenzó a principios de diciembre. La segunda súper Luna, conocida como «Luna azul» al ser la segunda luna llena en el mes, ocurrirá el día 31 de enero.
Es habitual escuchar a la gente que ha convivido con el ganado bravo como coincidiendo con la luna llena vienen asociados un aumento de partos en aquellas vacas que rondaban el fin de su ciclo de cría.
¿Pero, será esto cierto?
No es mucha la información que se encuentra al respecto buceando por la red, pero si existen algunos estudios que han tratado de obtener una respuesta al tema. Uno de los más detallados fue el realizado por J.R. Caballero de la Calle de la escuela de Ingenieros Agrónomos de Castilla la Mancha, en el que se analizó durante 4 años consecutivos la duración de la gestación de 153 vacas de 4 ganaderías bravas diferentes, controlando la fases lunares en el momento de la cubrición y el parto.
Este detallado e interesante estudio concluyó que «acercándose la luna llena los periodos de gestación se pueden considerar significativamente más cortos que en el resto de fases lunares, es decir, los partos de aquellas vacas que estaban en fase de término se adelantaban unos días cuando se acercaba la luna llena». Una interesante explicación que aporta el estudio para este hecho es que «en el último tercio de la gestación, la vaca soporta un gran volumen uterino condicionado por la producción creciente de estrógenos y la disminución de progesterona. Por tanto, las fases lunares de luna llena y nueva y su capacidad para acentuar las variaciones hormonales, pueden originar un adelantamiento de los partos…….»
Hay otros estudios a nivel mundial que vienen a dar la razón al anterior, como el realizado por Tomohiro Yonezawa de la Universidad de Tokio, que estudió durante tres años un gran grupo de vacas de raza lechera en explotación intensiva, analizando los 428 partos ocurridos en ese periodo. Según sus conclusiones se demostró también como las tasas de nacimientos aumentaron cerca de los periodos de luna llena:
Gráfico del estudio de Tomohiro Yonezawa en el que se refleja el aumento de partos en las fases cercanas a la luna llena.
Como hemos visto al parecer la ciencia si ha encontrado una correlación entre el aumento de los partos y las lunas llenas, con estudios de lotes medios de ganado y a lo largo de periodos aparentemente largos. Pero ¿qué mejor manera de contrastar esto que preguntando a varios hombres que han pasado sus vidas al lado de grandes lotes de vacas bravas, criadas en producción extensiva pura y sujetas a una observación diaria y exhaustiva?. Sus respuestas, uno por uno, fueron rotundas; con las lunas llenas los partos aumentan de manera clara y demostrable tirando de memoria, experiencia y libretas de campo en las que se puede comprobar que esto es así.
Una correlación absolutamente mágica……
….y partos bravos.
En un tiempo en el que las cosas más naturales están dejando de serlo, en el que muchos creen que las bandejas de carne de los lineales salen así directamente del campo, en un tiempo en el que muchos se escandalizan porque unos niños aspirantes a cocineros aprenden de despellejar unos conejos o a trocear unos pollos, en un tiempo en el que los animales hablan, cantan y juegan con los niños, en el que nos quieren hacer creer que los toros bravos realmente no quieren serlo y prefieren bailar y oler floripondias, no viene mal volver a ver a las cosas naturales como la vida misma, sin censuras y como en el día a día, siguen siendo.
El hecho de contemplar en vivo el parto de cualquier animal, es algo tremendamente especial. La lucha por la madre por alumbrar a su cría, observar el proceso del parto, la aparición de ese nuevo ser al mundo…….y si encima este parto es de un animal bravo, cuyas madres son tremendamente esquivas y se esconden, ocultan e incluso retrasan el acto si detectan intrusos merodeando, hace que lo que hoy os vamos a mostrar sea aun más maravilloso si cabe.
Hoy os traemos el proceso del parto de un becerro bravo sin censura, como son las cosas, al natural, con sangre y tejidos visto como realmente son. Os pedimos disculpas si a alguien le impresiona la crudeza de algunas de las imágenes.
Pero ante todo os lo mostramos con un objetivo claro que es que esperamos que os guste:
¿Cómo nace un toro bravo?
Una vez que la chispa de la vida se ha encendido en el vientre de una vaca brava, deberán pasar en torno a 280 días (+/-10 días) para que el becerro bravo se forme en el vientre materno, aproximadamente la misma duración que la gestación de una mujer. Unos días antes del parto son varios los síntomas que se van mostrando y que hacen poder intuir que el alumbramiento está cerca. Una de las primeras y muy visible es el aumento de la ubre de la vaca que se va llenando de los primeros calostros que alimentarán al becerro al nacer. Estos están compuestos por inmunoglobulinas, agua, proteínas, grasas y carbohidratos en un líquido seroso y amarillo y son fundamentales en las primeras horas de vida del mismo. Este aumento puede ser visible desde los 7 meses de embarazo y otras veces incluso puede hacerse solo patente unos días u horas antes del parto.
FASE PRELIMINAR: DILATACIÓN
Cuando el parto se acerca la vaca va presentando signos de inquietud, apartándose del grupo y moviéndose sin rumbo fijo, como buscando el sitio adecuado para el alumbramiento. Es en este momento cuando se puede apreciar una evidente hinchazón de la vulva de la que comienza a secretar un líquido similar a un moco espeso.
Es curioso observar un retorcimiento de la cola debido a la relajación de los músculos de la pelvis y la cola Así mismo trata de golpear su vientre con las patas o con la propia cara, señal inequívoca de que han comenzado las contracturas.
Estas ocurren al principio cada 10 o 15 minutos hasta pasar a varias por minuto cuando el parto es inminente. Es frecuente observar así mismo como la vaca abre las patas traseras y arquea el lomo, signo evidente de los primeros empujones que acompañan a las cada vez más frecuentes contracciones que hacen que el cervix o canal del parto se vaya dilatando, hasta conseguir que el cuello del útero dilate entre 8 y 10 centímetros.
La vaca se echa y levanta continuamente a medida que las contracciones van aumentando. Estas van desplazando a la cría junto con las membranas fetales hacia afuera. La «bolsa de las aguas» penetra y dilata el cuello uterino tapizándolo y actuando de lubricante sobre las paredes del canal del parto para facilitar el deslizamiento del feto, al salir los líquidos contenidos en los sacos placentarios, una vez que estos se rompen y la bolsa amniótica emerge por la vulva. Este último hecho se produce media hora antes del parto en vacas.
La «bolsa de las aguas» sale por la vulva.
Gráfico de cómo debe venir el becerro, con las manos delanteras y la cabeza por delante:
Si la posición del feto dentro del útero es correcta lo primero que se vislumbra son las pezuñas que salen por la vulva y que hacen de cuña para la cabeza que viene detrás.
La vaca golpea sus lomos con la cara, para aliviar el dolor de las contracciones.
Tras el rompimiento de «la bolsa de las aguas» puede aparecer una segunda bolsa llamada «amnios», que es la antesala de la aparición de los miembros anteriores del becerro.
Bolsa de las aguas y amnios colgando de la vulva de la vaca.
En el parto que hoy os mostramos tuvimos la gran suerte de presenciar en ese momento lo que se conoce como la «placentofagia». Este es el acto de consumir la placenta después del parto y es muy común en la mayoría de mamíferos incluidos los hervíboros. La placenta es un órgano temporal desarrollado específicamente para el crecimiento y el mantenimiento de un feto durante la gestación. Cumple 3 funciones: protección del feto frente a traumatismos y agentes infecciosos, transporte de nutrientes y síntesis de hormonas.
Las pezuñitas del becerrillo ya asoman mientras la vaca come los primeros tejidos expulsados.
Se cree que consumen este órgano por dos motivos; para recuperar proteínas, hierro y otros elementos necesarios para la lactancia, así como vitaminas y hormonas y otro herencia de sus ancestros salvajes, como es no dejar rastro a los depredadores.
Si un depredador encuentra la placenta casi con toda seguridad seguirá el rastro de la cría y acabará con ella. Nuestra vaca, aun sin haber completado el parto y sin haber expulsado la placenta en sí, comenzó a comerse los primeros tejidos y líquidos expulsados.
A medida que el feto se va encajando en el canal del parto, se inician las contracciones abdominales y el animal se echa para la fase de expulsión en sí misma.
FASE DE EXPULSIÓN DEL FETO:
La expulsión del feto puede darse con la vaca en pie aunque la más habitual es que este sea realizado en posición tumbada de lateral. La vaca abre las patas para ayudar a la salida a la vez que empuja mientras las contracciones se suceden de manera contínua.
La cabeza del nuevo becerrillo sale al exterior.
A menudo después que la cabeza pasa por la vulva, la madre descansa algunos momentos tiempo en el cual se produce un estado de hipóxia del feto (bajo nivel de oxígeno en sangre) lo que a su vez estimulará la reanudación de las contracciones de los músculos del útero.
Una vez la cabeza, la cintura escapular y las caderas del feto penetran en la cavidad pélvica, inducen las contracciones abdominales de la madre que ayudan a la expulsión total del feto.
En la imagen se aprecia el cordón umbilical que ha unido al becerro con la madre y lo ha alimentado durante la gestación.
Una vez la cabeza del feto pasa a través de la vulva, se exterioriza rápidamente el resto del cuerpo.
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Primera mirada de la madre a su becerro recién nacido y aun humeante.
Automáticamente la madre comienza un largo proceso de limpia y secado del becerro, para ayudarle a activarse y entrar en calor.
El becerrillo nos muestra su bonita cara por primera vez, son sus primeros signos de vida.
FASE DE EXPULSIÓN DE LA PLACENTA
El parto termina cuando se produce la expulsión de la placenta. En las vacas se produce por efecto de las contracciones del útero que cada vez se hacen más fuertes, lo que previene la hemorragia y facilita la expulsión de las membranas y los líquidos fetales. Las vacas expulsan la placenta dentro de las 4 a 6 horas después de la salida del feto. El siguiente periodo del postparto consiste en la reducción del tamaño del útero y posteriormente entre 20 y 30 días la recuperación del ciclo menstrual, en la que la vaca vuelve a recuperar el celo y puede volver a ser fecundada. Como hemos visto anteriormente, la vaca tiene la tendencia a comerse la placenta sin que esto se considere algo patológico.
¡¡FELIZ Y TAURINO AÑO 2018 A TODOS!!
DESDE POR LAS RUTAS DEL TORO OS DESEAMOS UN FELIZ AÑO 2018 LLENO DE TOROS BRAVOS Y GRANDES FAENAS, EN EL QUE OJALÁ LA TRAGEDIA NO SE HAGA PRESENTE COMO TAN DURAMENTE LO HA HECHO LOS DOS ÚLTIMOS AÑOS.
NOS VEMOS EN EL CAMPO, EN LAS CALLES Y COMO NO, EN LAS PLAZAS!!
Arse&Azpi
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Qué maravilla. La verdad es un trabajo que nos deja gran enseñanza y nos motiva para seguir amando la fiesta más bella. Gracias y permítanos aprender más sobre el animal más hermoso de la tierra: el toro bravo.